Un Cotopaxi para Emile
Como guía de montaña tengo viajes con muchos clientes, en los cuales cada cliente pone un en tus manos muchos sueños y tú te conviertes en la herramienta que les ayudará a cumplirlos; en específico este viaje fue algo diferente ya que era con alguien conocido. Se trataba de una vieja amiga del colegio que actualmente vive en el extranjero, a la cual no veía por mas de 20 años, quien junto a su esposo venían de viaje al Ecuador, que tenían como objetivo y gran sueño poder subir varias cumbres en el Ecuador. Después de intercambiar algunos mensajes e ideas pudimos cuadrar el viaje y organizarlo para que este gran objetivo se cumpliera, decidimos un itinerario que les permitiera aclimatarse lo mejor posible a la altura y llegar en las mejores condiciones al Cotopaxi.

Agosto llegó y el viaje estaba a las puertas. Mis clientes; mi amiga y su esposo al fin llegaron. Nos reunimos dos días antes del viaje para poder mirar su equipo y ver si todo estaba en orden. Ese día conocí a Holger y volví a ver a Jennifer después de muchos años, nos tomamos un café hablamos de varias cosas ultimamos detalles logísticos y estábamos listos.
El día llegó, fui a verlos a la casa donde estaban quedándose, eran las 7 am el destino era el Rucu Pichincha. Llegamos al teleférico de Quito. Desde el inicio de la caminata empezamos a conversar sobre muchos temas con Jennifer y Holger, como si nos conociéramos de toda la vida; y como era de esperarse llegamos a una conversación sobre su hijo Emil el cual nació con un problema muscular; del cual me contaron muchas cosas que no tenia ni la mas mínima idea ya que es una enfermedad muy rara. Únicamente hay 500 casos en todo el mundo. Emil vivió 2 años y medio y pudo llenar de amor a sus dos padres y dejarles unas ganas inmensas de seguir luchando por otros niños que nacen con esta misma enfermedad, para que puedan tener una esperanza mas larga de vida que Emil. Jennifer y Holger formaron una asociación que tiene como objetivo conseguir financiamiento para invertirlo en la investigación de esta enfermedad, poder ofrecer más alternativas de tratamiento a estos niños; así como apoyo a las familias.
Jennifer y Holger son dos amantes de la naturaleza que disfrutan de las cosas chicas de la vida, son apasionados por la conservación y están muy convencidos que este mundo todavía tiene salida al gran problema ambiental que vivimos; no eran los clientes típicos que vienen a hacer montaña para los cuales lo más importante es hacer la cumbre a como de lugar y en las condiciones que sean; ellos estaban bastante relajados y querían tener vistas espectaculares poder hacer buenas fotografías y disfrutar de los paisajes del Ecuador, era muy secundaria la cumbre; además que no les gustaba sufrir tanto de miedo. Y bueno en el Rucu Pichincha nos fuimos por la arista la cual fue un gran reto ya que ellos no escalan mucho, pero en la cual la vista es la mejor y los paisajes son espectaculares. Al final después de poder superar sus miedos y limitaciones técnicas llegamos a la cumbre y estaban muy felices de haberlo hecho.
Al día siguiente nos fuimos hacia el Corazón, el clima no pintaba tan bien, la subida fue bastante dura para ellos porque el piso estaba muy resbaloso y no sentían confianza al caminar, después de varias horas de luchar con el clima y los miedos llegamos a la cumbre del Corazón, donde se me rompió al corazón al ver un pequeño juguete en las manos de Holger, era el juguete favorito de Emil, quien con lagrimas en los ojos, dijo que su sueño era haber estado con Emil en la cumbre del Cotopaxi algún día. En ese momento yo supe que si llegaríamos a la cumbre del Cotopaxi y llegaríamos con Emil.
A la mañana siguiente fuimos con dirección al PN Cotopaxi, teníamos como plan subir el Rumiñahui Central. Tuvimos una subida tranquila con super buen clima y pudimos apreciar todo alrededor del Rumiñahui “Cotopaxi, Sincholagua, Illinizas, Corazón y Pasochoa”; en la bajada la naturaleza nos regaló un atardecer espectacular.

Al siguiente día tuvimos un día super fuerte, el clima nos dio duro mientras hacíamos nuestras practicas en glaciar. Hicimos lo que pudimos por practicar lo que se necesitaba para el ascenso al Cotopaxi. Este día hizo que Jennifer decidiera no ir a la cumbre del Cotopaxi para que así Holger pueda hacer su sueño realidad. Al final seriamos solo Holger, Emile y yo.
El día llegó, almorzamos en el Tambopaxi nuestro campo base por 3 días. Salimos en el carro rumbo al parqueadero, el clima milagrosamente era espectacular había poco viento estaba completamente despejado “condiciones perfectas”. Llegamos al refugio, conversamos mucho con otros colegas y al finalizar la tarde nos fuimos a dormir para salir para la cumbre. Eran las 11 pm suena mi despertador, salgo a ver cómo está el clima y me encuentro con la mejor de las noches de toda esta temporada de verano en la que he guiado; cielo completamente despejado y casi nada de viento; fui a despertar a Holger y le di las buenas noticias. Entonces no pusimos en marcha, empezamos a vestirnos y equiparnos para la escalada; desayunamos y de pronto empiezan a entrar unas personas que venían desde el parqueadero completamente mojados, entonces todo mundo empezó a decir que el clima se había dañado; pero por suerte solo fue una pequeña nube pasajera.
12 de la noche, salimos y empezamos a caminar, fuimos muy constantes e hicimos únicamente las paradas necesarias para comer y recargar fuerzas. Al final tuvimos que esperar un poco mas de 30 minutos antes de la cumbre para poder ver el amaneces en esta. A las 6 de la mañana estuvimos pisando la Cumbre de esta hermosa montaña, la cual nos regaló un amanecer espectacular, como si supiera que Emil estaba allí.
